Editorial Agenda 2011

La  Tierra, los mares, nuestros ríos, el aire, siempre presente, siempre colándose en nuestros cuerpos y besando nuestras almas. La esperanza siempre menospreciada por utópica, cuando estamos convirtiendo nuestro modelo de vida en insostenible. La esperanza siempre es individual y es colectiva. El desacuerdo entre qué posibilita los cambios, si los cambios personales o los cambios sociales, no es tal. Los cambios se dan a todo nivel, y así debe ser. Son las siete miradas que hay que rescatar.

1.- Somos individuos: Toda posición de cambio pasa por una toma personal de la misma.
2.- Somos Familia: Nuestro pequeño entorno.
3.- Somos comunidad: Nuestro barrio, nuestros vecinos.
4.- Somos y pertenecemos a un municipio. Rescatar nuestros valores y encontrarnos con nuestros comunes, tanto cultural como geográficamente.
5.- Somos una región: Es distinta la idiosincrasia de un llanero con por ejemplo un oriental.
6.- Somos un país, y más aún (ya que nuestra Patria es América), latinoamericanos. Defender nuestra forma de ver el mundo, conocer nuestra historia, rescatar y promover nuestros valores y acercar nuestra definitiva liberación.
7.- Somos planetarios. Somos familia humana insertados en la familia Naturaleza. El mundo es nuestra casa común (y también causa común) y de seguir por los mismos caminos transitados nos expulsaran de ésta hasta ahora nuestra morada.

¿Cómo cambiar?
Somos, si queremos ser y seguir siendo, tarea por realizar, diálogo inconcluso, metas y planificación para otro mundo posible. Pero todo esto será factible en la medida en que trabajemos en las siete miradas, sin excluir ni darle prioridad a ninguna.
Los cambios o se dan simultáneamente en todos los niveles o los mecanismos que han producido tanto a las sociedades como a los individuos seguirán reproduciéndose.
Los cambios se darán en todos los niveles y a todo nivel. La lucha ha de ser tanto política como socialmente. Tenemos que tener de herramientas tanto los conocimientos científicos como la poesía. No se puede ser socialista y no ser ecológico. La lucha es por una economía distinta allí donde interese más la justicia social que los índices macroeconómicos. La lucha incluye el conocimiento de nuestra historia como la planificación de un Estado que se diluya frente a un poder popular cada vez más creciente. La lucha es por la educación pero siempre teniendo como bandera la aun postergada consigna de Simón Rodríguez, “O inventamos o erramos”.

Bien dice Saramago que en el Mundo actual hay dos poderes, uno los EEUU, y el otro eres tú.
Esta agenda, como lo han sido todas las anteriores, es una invitación a la esperanza, apuntando tanto al individuo como a los distintos colectivos, y siempre teniendo como meta el ejemplo de una buena ensalada, con todos los colores. Es ecológica, es política, es educativa, es filosófica, es de denuncia, y es de esperanza. Es siempre una invitación a la esperanza, pero no a esa esperanza contemplativa, sosa, cursi o buena para liberarnos de complejos de culpa. Es una esperanza para la acción, para embarrarnos las botas en los caminos, para reflexionar sobre nuestro quehacer y cambiar, para sumarse a las luchas cotidianas por otro mundo posible.

Esta agenda no pretende organizarle el tiempo a nadie, en tal caso, pretende, humildemente, más bien desorganizárselo.